¿Solidaridad con los trabajadores del Grupo 23 a los que él mismo y Szpolski no les paga? De ninguna manera. Se trata de una provocación que los trabajadores no vamos a tolerar.
No sólo no aceptamos: la rechazamos, la repudiamos y le exigimos a Garfunkel que dejé de tuitear y cumpla con la responsabilidad que asumió cuando hace cinco años compró la mitad de las acciones de un grupo que emplea a unas 800 personas. Sus peleas con Szpolski y otros accionistas a los que menciona, como Darío Richarte y Mario Pergolini, no pueden ser excusa para violar la ley como lo está haciendo. No son nuestros problemas. Garfunkel tiene que asumir y respaldar sus obligaciones accionarias como parte de la patronal que controla el Grupo 23.
Es inaceptable que un empresario con responsabilidades directas sobre sus trabajadores se desvincule mediante las redes sociales, con vidriosas declaraciones farandulescas que no se condicen con las innegables obligaciones que tiene en este conflicto.
No es la primera vez que se refiere a nosotros. En otras ocasiones, también desde Twitter, escribió que vayamos reclamarle a Szpolski y que lamentaba nuestra situación. Garfunkel nunca en todo este tiempo dio la cara ante los trabajadores del Grupo 23. En cambio, lo conocemos más por sus viajes exóticos y apariciones en las tapas de revistas de otras editoriales. En estos momentos, ni siquiera sabemos dónde está.
Que Garfunkel deje de tomarle el pelo a los trabajadores y, junto a Szpolski, pague los salarios y los aguinaldos que adeuda. Lo hacemos tan responsable como a su socio de la situación que atraviesan las familias del Grupo 23. Y lo vamos a denunciar todas las veces que sea necesario.